Si tenemos suerte, en un futuro próximo nos encontraremos con más restaurantes como Breathe. Por ahora, sin embargo, tendremos que ir a Marbella, en las inmediaciones de Puerto Banús, para descubrir este ambicioso proyecto de restauración en tres espacios que viene a demostrarnos que las cosas se pueden hacer de otra manera. Nosotros lo descubrimos de la mano de Aguilene Benicio, la persona detrás de todo un conjunto de profesionales que han unido sus fuerzas en todos los ámbitos tras el nacimiento de Breathe.

En la planta intermedia tenemos el restaurante, el corazón del edificio que supone una extensa superficie de 1000 m2 de los que más de 600 m2 están formados por unos exóticos jardines. Una amplia terraza, una inmensa barra y un acogedor espacio de íntimas mesas, cuyo techo es un jardín colgante totalmente natural, forman el conjunto en el que disfrutaremos de las propuestas culinarias del chef Simone d’Elia. Una serie de platos que cambian cada día con la impresión de su nueva carta, respetando al máximo el concepto farm to table, utilizando solo productos frescos, de producción local y de temporada.

Breathe respira y lo hace por sus jardines y cascadas, obra del arquitecto Rodolfo Amieva, del paisajista Mathieu Lèbre y de la decoradora Marta del Ganso. Y es que Breathe es comer bien, sí, pero es mucho más. El complejo cuenta, bajo sus tres plantas de parking, con su propia planta de energía geotérmica cuyas perforaciones a 120 metros de profundidad se encargan de que la temperatura siempre sea la perfecta de un modo sostenible. El agua que ellos mismos purifican y su finca, a las afueras de la ciudad, que les auto-abastece, se encargan de que toda la oferta gastronómica guarde, lo máximo posible, el concepto ecológico que ya apuntan las plantaciones naturales (regadas con agua de lluvia) y los materiales donde no encontraremos rastro alguno de plásticos.

Al restaurante, ya en marcha y de amplia ocupación aún en temporada baja, se sumarán en primavera los otros dos espacios. Ground recibirá a pie de calle a los visitantes con unos hornos de pan artesanal elaborados a base de diferentes masa madre, el mejor aceite y su propia mantequilla. Para quien quiera tomar una copa después de cenar, solo hay que subir a la azotea (Air) y seguir alucinando con la propuesta única de este macroespacio ecológico que dará seguro un nuevo aire a todo Marbella.

Lo que no debes dejar de pedir, según Esquire: Si eres de tan buen estómago como nosotros podrás con un primero y un segundo. Nuestro entrante favorito, con perdón del aguachile de corvina o los esparragos a la parrilla con huevos de codorniz, son los rollitos crujientes de cordero lechal maduro. Entre su enorme selección de carnes y pescados, para quitarle algo de solemnidad al asunto, nos decantamos por su inmejorable hamburguesa con carne de vaca gallega, cebolla caramelizada, remolacha braseada y guacamole.

Lo que no debes dejar de pedir, según Aguilene Benicio: “El Picantón Marinado de Sobrasada, que viene acompañado de una ensalada mediterránea y una salsa picante de aji amarillo. Cómo no, la sobrada es de Mallorca y todas las verduras proceden de nuestros huertos locales”.

Es perfecto para: cenar divinamente en un espacio único y no querer moverte de sitio para tomar algo después.

Así lo definimos nosotros: Desde Ground para el desayuno hasta una copa al amanecer en Air, Breathe es un concepto de ocio y restauración total. La demostración de que lujo y comodidad pueden ir de la mano junto a sostenibilidad ecológica sin olvidar lo más importante, la calidad de la comida.

Así lo define Aguilene Benicio: “Se puede ser un sitio de moda, proporcionar momentos inolvidables a las personas y, a la vez, respetar y lo más importante, transmitir un mensaje de respeto y ayuda al medio ambiente”.

Precio medio: a la carta, entre 40 y 70 euros.

Ambiente: nada mejor para pasar una noche de cena y copas en Marbella (¡y ya es decir!).

¿Donde está? Nueva Andalucía, Calle los Lirios, 29660 Marbella, Málaga.

¿A qué suena Breathe?